Al
pie de las cumbres nevadas del Atlas, en medio de un frondoso oasis de más de
cien mil palmeras, se encuentra posiblemente, la ciudad más exuberante del
reino de Marruecos. Existe una gran cantidad de oferta hotelera en Marrakech;
desde los Riads, antiguas casas tradicionales situadas dentro de las medinas o
ciudad antigua, convertidas en alojamientos con encanto, hasta los hoteles más
sofisticados.
Después de cenar, podéis degustar de un buen té a la menta en una de las terrazas que dan a la plaza, desde donde apreciareis el tumulto de gente que merodea a su alrededor, así como la vistosidad de sus luces y el humo saliente de todas las paradas donde ofrecen comida Si tras la cena y el té, todavía tenéis un hueco en el estómago, es el momento ideal para degustar de los baratísimos y jugosos zumos de naranja.
El día de hoy se inicia por la mañana, con una visita
muy completa a esta imperial ciudad con su gran pasado histórico: los Jardines
de La Menara, con su pabellón Saadi, junto a un gran estanque; la Mezquita de
la Koutubia o de los libreros, cuyo minarete de estilo hispano-morisco, de gran
belleza, es el símbolo de la ciudad; el excepcional Mausoleo de los Príncipes
Saadianos del siglo XVI y el suntuoso Palacio Bahía, construido en el siglo XIX
por artesanos de Fez. Por la tarde continua la visita por la ciudad vieja, la
Medina donde admirar la Madrasa Ben Yussef, uno de los más hermosos edificios
de la ciudad, del siglo XVI; el Museo de Marrakech en el Palacio Dar M'nebhi,
convertido en museo de la ciudad y que es una autentica joya de la arquitectura
marroquí del siglo XIX; pasearemos por sus zocos donde mil y un productos
artesanos se ofrecen al visitante, para finalizar en el fascinante mundo de la
celebre Plaza de D'Jemaa El Fna, donde narradores de cuentos, encantadores de
serpientes, malabaristas y bailarines, constituyen una autentica "corte de
los milagros". Y no olviden que la noche en Marrakech es también
atractiva: casinos, grandes restaurantes, pianos-bar, discotecas...
Alrededores de Marrakech
Salida a primera hora de la mañana atravesando la llanura que rodea la ciudad hacia las montañas del Atlas para adentrarse en el Valle del río Ourika, en cuya entrada estaba situada Aghmat la antigua capital de la región en el siglo X. Pequeños "duars" (poblados), situados en las laderas montañosas que jalonan bellamente la ruta. Durante el recorrido se visita una casa campesina que permite observar como se desarrolla el "día a día" en una familia berebere. Regreso a Marrakech a mediodía. Tarde libre. A última hora de la tarde traslado en un típico coche de caballos a un antiguo Palacio en la Medina. Suelos alfombrados, columnas moriscas, mesas talladas, divanes suntuosos, dan marco digno de Las Mil y Una Noches a una cena compuesta de exquisitos platos marroquíes, que permite disfrutar de una de las grandes "cocinas" del mundo.
Alrededores de Marrakech
Salida a primera hora de la mañana atravesando la llanura que rodea la ciudad hacia las montañas del Atlas para adentrarse en el Valle del río Ourika, en cuya entrada estaba situada Aghmat la antigua capital de la región en el siglo X. Pequeños "duars" (poblados), situados en las laderas montañosas que jalonan bellamente la ruta. Durante el recorrido se visita una casa campesina que permite observar como se desarrolla el "día a día" en una familia berebere. Regreso a Marrakech a mediodía. Tarde libre. A última hora de la tarde traslado en un típico coche de caballos a un antiguo Palacio en la Medina. Suelos alfombrados, columnas moriscas, mesas talladas, divanes suntuosos, dan marco digno de Las Mil y Una Noches a una cena compuesta de exquisitos platos marroquíes, que permite disfrutar de una de las grandes "cocinas" del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario