Tetuán y en ocasiones conocida con el sobrenombre de "La paloma
blanca", es una ciudad del norte de Marruecos, ubicada en las
proximidades del mar Mediterráneo, cerca de Tánger y de la ciudad
española de Ceuta.
Entre el Mediterráneo y el Rif, entre la montaña Gorguiz y la montaña Dersa. Es auténtica, colorida, bulliciosa, llena de jiblias (campesinas rifeñas)de ojos grises, que visten mandiles rojos y sombreros de paja. Con su ensanche español, que es recuerdo de otros tiempos. Y sobre todo sus gentes….hospitalarias, amables, curiosas y buenas anfitrionas. Os invito a Tetuán. Luego podéis seguir hacia el sur (maravilloso, inefable) pero no dejéis de hacer una parada en Tetuán, aunque sea de paso….
La medina de Tetuán, y su entramado único de callejuelas sombreadas, forma parte del Patrimonio mundial de la humanidad de la Unesco.
Sin duda callejear es la mejor manera de conocer la ciudad. Perderse por sus calles y disfrutar de los olores de antaño que aún nos recuerdan a los hornos de pan de cuando eramos niños.
Su importante mellah (barrio judío), bautizado como la pequeña Jerusalén, es el lugar más animado al caer la noche. Aquí, los zocos están bien delimitados y cada gremio ocupa un perímetro preciso. La calle Tarafin, bordeada de joyerías, conduce a la plaza de Hassán II y al Palacio Real, gran ejemplo de la arquitectura hispano-morisca. Al oeste, la parte nueva de la ciudad nos muestra su lado más moderno, El Ensanche. Sus pequeños edificios de cinco plantas como máximo, con comercios en la planta baja, se han construido bajo el protectorado.
Entre el Mediterráneo y el Rif, entre la montaña Gorguiz y la montaña Dersa. Es auténtica, colorida, bulliciosa, llena de jiblias (campesinas rifeñas)de ojos grises, que visten mandiles rojos y sombreros de paja. Con su ensanche español, que es recuerdo de otros tiempos. Y sobre todo sus gentes….hospitalarias, amables, curiosas y buenas anfitrionas. Os invito a Tetuán. Luego podéis seguir hacia el sur (maravilloso, inefable) pero no dejéis de hacer una parada en Tetuán, aunque sea de paso….
La medina de Tetuán, y su entramado único de callejuelas sombreadas, forma parte del Patrimonio mundial de la humanidad de la Unesco.
Sin duda callejear es la mejor manera de conocer la ciudad. Perderse por sus calles y disfrutar de los olores de antaño que aún nos recuerdan a los hornos de pan de cuando eramos niños.
Su importante mellah (barrio judío), bautizado como la pequeña Jerusalén, es el lugar más animado al caer la noche. Aquí, los zocos están bien delimitados y cada gremio ocupa un perímetro preciso. La calle Tarafin, bordeada de joyerías, conduce a la plaza de Hassán II y al Palacio Real, gran ejemplo de la arquitectura hispano-morisca. Al oeste, la parte nueva de la ciudad nos muestra su lado más moderno, El Ensanche. Sus pequeños edificios de cinco plantas como máximo, con comercios en la planta baja, se han construido bajo el protectorado.
En la medina, se encuentra el Museo Arqueológico, cerca de la puerta de
Bab Tout, y el Museo de las Artes Marroquíes, al lado de Bab El Oqla. El
primero de ellos exhibe mosaicos de gran belleza y una gran variedad de
artefactos de la época romana, tomados prestados del asentamiento de Lixus.
El segundo, de contenido etnológico, exhibe trajes tradicionales e
instrumentos musicales regionales. Cerca de este museo, la Escuela de
Artes y Oficios ofrece formación en todos los oficios artesanales.
El Instituto Nacional de Bellas Artes, fundado en 1947 por Mariano
Bertuchi, pintor español, tiene la particularidad de disponer, desde el
2000, de un departamento de enseñanza del cómic. Desde el 2004, acoge la
celebración del Festival Internacional del Cómic.
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